NARRAR LO NUESTRO “DESDE” LO NUESTRO PARA FORTALECER NUESTRA IDENTIDAD.
“(…) Como siempre el espíritu de los muertos sobrevivirá en la memoria de los vivos”[1].
Por: Martin Miguel Ballivian (Afroboliviano)
En el ejercicio de las ciudadanía (s): afrodescendiente, afrodiasporica, intercultural, etc., es fundamental replantearnos en el presente, lo que fueron los acontecimientos del pasado, fuere aquella en una “memoria larga o corta” de nuestro accionar en un determinados contexto y épocas (colonial, republicana, hacendal[2]…). Entonces, vernos en las páginas de la historia de aquellas que fueron narradas por las elites dominantes y racistas ha generado un clima cultura adversa de las que siempre en el pasado fuimos minorizados y prejuiciados por intereses políticos, ya que sin duda la historia tiene un componente político implícito. Si es así la cuestión los pueblos indígenas y afrodescendientes deberemos empezar a construir nuestro destino en base al pasado y el presente “bien narrado a contada”, desde nuestras lógicas culturales que deberán manifestarse en nuestros escritos, en nuestras propuestas en el Estado ya sea en materia educativo como la elaboración de un currículo regionalizado que este la esencia afro, es decir con una perspectiva afrocentrica que no es igual a la eurocentrica, para desde ello fortalecidos como individualidades o colectividad podamos ejercer realmente una interculturalidad critica y de convivencia con los Otros.
Por tanto, a continuación destaco algunos elementos que deberemos erradicar en nuestra cotidianidad como afrodescendeintes y quienes no la son, aquellos prejuicios que nos permiten avanzar unidos en la diversidad:
- No es un actor político y crítico.
A nuestros ancestros se les integraba en un paraguas de una historia dominante, negándoles así a ser sujetos de su propia historia. En este sentido, Guha[3] califica esta historiografía como ahistórica, porque no supo reconocer la “política del pueblo”. Fue un error histórico de las sociedades coloniales[4], el de determinar desde sus lógicas de dominación a una complejidad organizativa, social y cultural de los sujetos africanos y de sus descendientes (como se destacará más adelante sobre mis ancestros que trajeron del África a las Américas un diverso mosaico cultural). A la hora de difundir la historia a nuestras sociedades desde la colonia hasta la actualidad las algunas elites hay caído en no aperturarse en la historiografía del Otro. En esta historia oficial se tiende a reducir a las capacidades afrodescendientes a un folklorismo y no así destacar los saberes, conocimientos científicos y acciones críticas y contestatarias a los sistemas de dominación por parte de los afros. Las razones como ya anticipe son no permitir que los afrodescendientes tengan un asenso social e interpelen a la sociedad; lo cual se constituye en un atentado a sus intereses económicos y políticos, es por esta razón que nos consideraban como sujetos pasivos.
Considerar que los afros son pasivos.
Esta supuesta pasividad nuestra (afrodescendientes) que se escribió en algunas historias oficiales es revertida por quienes narran una historia oral verídica; como los movimientos de cimarrones[5], el panafricanismo[6], entre otros de larga y reciente data que se ubican en los últimos abordajes de la historiografía en las Américas como acontecimientos que parten de una red compleja de organización. Todo iniciado “desde la nada” y de manera autónoma, es decir descentralizados organizativamente de las instituciones políticas coloniales; recordemos que los cimarrones, se reorganizarón de manera libre en los montes u otros espacios alejados de centros donde recreaban, por ejemplo, las artes propias (música y danza), los sistemas de producción, educación, entre otros. Por ello, desde esa no pasividad o como realza Walker (2010) desde una “Resistencia” se despierta en el colectivo afro relaciones horizontales; donde fluyen y refluyen aspectos de cooperativismo, solidaridad, hermandad. También se dieron momentos de luchas internas entre nosotros mismos como sucede en toda sociedad organizada.
Los movimientos afros ya citados fueron impulsados fundamentalmente por líderes y lideresas internos y no por aquellos que en la actualidad quieren organizar pueblos y culturas desde sus lógicas de imposición. Este aspecto, ha posibilitado en darles un desarrollo propio y ha llevado a considerarnos seres políticos consientes de su realidad.
La condición de ser dominados les ha posibilitado repensarse y hacerse consientes políticamente. Por tal razón, emergieron distintas organizaciones complejas a lo largo de la historia afrohispanoamericana. La conciencia era positiva cuando se tomaba como referencia los propios valores sociales culturales (como en el capítulo V se destaca las recreaciones músico dancísticas en la colonia y en los Yungas) que se convierten en elementos estratégicos contra hegemónicos y se acentúan sus luchas como subalternos hacia el logro de la libertad.
Por tanto, para el logro de la libertad tuvieron que aliarse con otros grupos esclavizados como los pueblos indígenas antes denominados “indios”. La búsqueda de mejores días desde la lucha propia de los subordinados, fue para que los “poderosos” les concedan la libertad que a decir de Walker (2010:29) citando a Bilbao y Mori Julca, esta no sea considerada como una dádiva y no contribuya a consolidar la imagen de pasividad de los afrodescendientes.
No obstante, desde las luchas independistas pasando por la República hasta nuestros días, los afrodescendientes pusieron y pondrán sus propios esfuerzos para lograr una real libertad. Por ello, la importancia de escribir la historia destacando que los afrodescendientes tenemos una organización política compleja desde la colonia hasta nuestros días.
- La inferioridad genética.
Al revisar algunas bibliografías sobre la “historia de los negros”, mencionan que los afros no pudieron adaptarse a lugares de altura como en el cerro Rico de Potosí y en otras latitudes. Como se dio la importante presencia de nuestros ancestros en las zonas del altiplano paceño de Bolivia, al respecto algunos entrevistados destacan que había la costumbre de realizar viajes al altiplano para hacer intercambio comercial. En este entendido, hay que tener en cuenta, como menciona Walker:
En Perú como en Bolivia, los africanos y afrodescendientes fueron ubicados según la necesidad de su trabajo. Cuando se los necesitaba en la sierra, allí es donde se los encontraba. Su reubicación en las tierras bajas correspondía a que no se los necesitaba más en la sierra por la recomposición de la población indígena o, en el caso de Bolivia, por la caída de la economía de la Villa Rica de Potosí. (2010:31).
En los espacios de educación formal (escuelas y universidades) y en los medios de comunicación social se construyó una narrativa falsa de la historia, sobre la no adaptabilidad del afro a climas fríos. Donde es común escuchar a algunos educadores cuando hablan sobre la historia nacional; ´de que los negros llegaron de África del Sur a Bolivia y cuando estuvieron en Potosí no pudieron aguantar por el intenso frio, donde se murieron, es por eso, que tuvieron que trasladarles a los Yungas´. No se cuenta una historiografía verídica, en la que debería decirse; ´que los africanos fueron traídos forzosamente a las tierras bolivianas como a Potosí, pero para llegar a dicho lugar tuvieron que recorrer largos trayectos desde por ejemplo, el Callao (Perú) hasta atravesar climas fríos por toda la cordillera de los Andes, cuyos viajes duraban varios días. Cuando llegaron a Potosí se adaptaron al clima, pero por la caída de la explotación de los minerales tuvieron que ser relocalizados a espacios tropicales como los Yungas de la Paz´.
Esta realidad, de la esclavitud solo se reduce de manera sucinta, carente de datos en la narrativa de los hechos o se tiende a generalizar y repetirlas, es decir como ya destaque hay una tendencia “ahistorica”. Por ello conviene indagar mayores datos que puedan darnos el orgullo de narrarlas y escucharlas; ya que la historia, como voy afirmando, es una decisión política, en este caso nuestro Pueblo deberá orientarse hacia generar contramitos. Es decir, pasar de la negatividad impuesta de vernos mal a vernos positivamente y por ende convertirnos
exactamente a la inversa de la acusación colonialista, el colonizado, su cultura, su país, todo lo que le pertenece y todo lo que representa, se convierten en perfecta positividad. Vamos a encontrarnos, en definitiva, frente a una contramitología. Al mito negativo impuesto por el colonizador sucede un mito positivo de sí mismo, propuesto por el colonizado. Igual que existe, al parecer, un mito positivo del proletariado opuesto al negativo. (Memmi 1957: 27).
Esta autoafirmación positiva de sí mismo, conlleva a lo que el mismo autor dice: “escuchando al colonizado, y a menudo a sus amigos, todo es bueno; hay que conservarlo todo: las costumbres y las tradiciones, los actos y los proyectos, incluso lo anacrónico o lo caótico, lo inmoral y lo erróneo. Todo está justificado porque todo tiene una explicación”. (Ob. cit.).
Afirmarnos como afrodescendientes implica eliminar aquellos mitos como el de “el negro no podía vivir en el frio” por “el afro pudo adaptarse a distintos espacios”, etc. Solo así iremos enterrando la mala historiografía de la “historia de los negros” por “historia de los afrobolivianos”. Que nos hablen o que hablemos negativamente de nosotros, es generar en las mentes del colectivo afro un autodespresio de sí mismo.
- Un racismo[7] historiográfico.
Parto con la pregunta que Walker (2010:21) se hace al respecto: ¿Por qué ha sido tan importante para los esclavistas distorsionar la historia de los esclavizados? Y sigue planteándose otras interrogantes que para el Pueblo afrodescendiente es fundamental, ¿Por qué es tan importante que los descendientes de los esclavizados descubramos y contemos nuestra propia historia? ¿Por qué es tan importante que conozcamos la verdad histórica en lugar de la versión que contaron otros?” (Ob. cit.) Para estas dos últimas la respuesta ya le voy dando. Respecto a la primera como la misma autora responde: “porque sigue siendo muy importante para los descendientes de los esclavistas perpetuar, a pesar de la existencia de información que indica todo lo contrario, la distorsión de la historia de los esclavizados y sus descendientes”. (Ob. cit.). Pero, sin ser extremistas ni tender a generalizar a los hijos de los esclavistas, por lo que supone en los tiempos actuales los constantes cambios sociales y culturales que la humanidad la estamos viviendo; existen y estoy seguro porque compartimos en el diario vivir; jóvenes españoles, alemanes, portugueses, entre otros donde sus ancestros estuvieron implicados en la empresa más inhumana de la historia pero estos descendientes al igual que nosotros los descendientes de africanos hemos decido desde los datos crueles y aberrantes sobre la esclavitud dejar de buscar culpables a los que no la son. Pero lo evidente es que hay culpables y queda en nosotros los afrodescendientes luchar políticamente desde la perspectiva propia (afrocentrica) e intercultural para unas justas reparaciones históricas[8]. Porque gracias a la esclavitud aun existen afrodescendientes con cadenas mentales que no permite vivir la interculturalidad plena. Es también, causante que exista primero una especie de autodiscriminación, como afirma Frantz Fanon[9] en su libro “Piel Negra, Máscaras Blancas”: “leemos libros blancos y asimilamos, poco a poco los prejuicios, mitos y folklore que nos vienen de Europa. Pero no lo aceptamos todo, porque algunos prejuicios no lo son aplicables (…)”. (1973: 158). O como bien afirma Memmi (1957:19): “el primer intento del colonizado es cambiar de condición cambiando de piel. Encuentra un modelo tentador e inmediato: precisamente el del colonizador”.
Si bien hay una tendencia a ser sugestionado e influenciado por el mundo exterior a lo propio, los afrodescendientes tenemos una vocación heredada socialmente como la capacidad de resistir y hacer prevalecer nuestra lógica cultural. En el mismo sentido, Fanon continua destacando en un acápite de su libro sobre “el hombre de color y la mujer blanca”, lo siguiente: “de la entraña más negra de mi alma a través de una zona de sombras, me sube el deseo de ser ahora mismo blanco”. Y continúa diciendo:
(…) Acaricio estos senos blancos con mis manos ubicuitarias y hago más la civilización y la dignidad blancas. Hace unos treinta años un negro de bellísima piel negra, en pleno coito con una rubia “incendiaria”, en el momento del orgasmo, exclamó: “¡Viva Schoelcher[10] !” Cuando se enteren de que Schoelker fue el que hizo adoptar a la III República el decreto de abolición de la esclavitud, comprenderán que sea conveniente ponerse un poco pesado a propósito de las posibles relaciones entre el negro y la blanca. (Ob. Cit.: 52).
Si bien Fanon escribe hace muchos años atrás la anterior anécdota, en línea siguientes el mismo reconoce que no se trata de algo “autentico” y que puede “agitar un conflicto explicito o latente, pero real” (Ob. cit.). Más allá de ello, a mi me interesa destacar que en el ser interior de nosotros como afrodescendientes hay un fuerte valor oculto de nuestra propia cultura, es decir una identidad a punto de explosionar; que para ello necesita ser provocado por una historia afroboliviana que le recobre el orgullo, que le de insumos de que en su ser interno anida una vocación cimarrona, una sabiduría e inteligencia, una diversidad de conocimientos y habilidades, etc. Es como el caso de mi hermano[11] un futbolista que inicialmente tenía un sueño de ser profesional en el fútbol. Este en el proceso partiendo de su propia voluntad de “querer ser” encontró en el camino la provocación o el apoyo familiar y de otros externos; los mismos fueron favorables a sus objetivos o a su valor oculto.
Por eso todo afro tiene algo que deberá ser exteriorizado, para ello es fundamental que partamos de una perspectiva afrocentrica para tener la capacidad de interculturalizarnos, acá no es el problema de convivir con el indígena o el blanco, el reto pendiente es como relacionarnos con lo diverso. Sin que ello suponga imponer nuestra cultura, nuestras historias, etc. por otra parte, tampoco supone apropiarnos sin criticidad los elementos de los Otros.
Conviene a nosotros empezar a realzar nuestra propia identidad oculta por los sistemas negativos de opresión en el pasado; como puntualiza Walsh: “(…) el uso de raza como patrón de poder conflictivo y permanente, estableciendo así, desde la Colonia hasta hoy, una escala de identidades sociales con el blanco europeo arriba y los indios y negros en los peldaños finales; estas últimas como identidades homogéneas y negativas”. (2009:117).
A este racismo historiográfico es importante puntualizar algunas consideraciones que a continuación destacaré, los mismos llegan a constituirse en postulados colonizantes, es decir, constitutivos de una matriz colonial del poder o The Colonial Matrix of Power[12] heredada “desde la conquista del Perú a la conquista de Irak; desde el tratado de Tordesillas y la división del planeta entre imperios emergentes, hasta la repartija de África entre los estados imperiales de Europa al comienzo del siglo XX”. (Carballo 2009:238). Por esta cuestión, conviene descolonizarnos como investigadores y sujetos afrodescendientes a la hora de abordar la historiografía contada “desde abajo”. Antes de destacar algunos temas que deberemos descolonizar vía la historiografía, convengo decir que no se puede pretender hacer que la azúcar se convierta en sal, es decir a pesar que vivimos en una constante influencia de otros grupos culturales, las cuestiones de imposición no siempre llegan a tener un éxito total, lo que pretendieron algunos algunas elites blancas hacer que los “negros” se conviertan, no fue categórica:
- El invento de lo negro
Convengo iniciar preguntando si somos ¿negros o afrodescendientes[13]? Antes de responderme empiezo destacando una experiencia cuando revisaba unos textos, en la que encontré por ejemplo, un título del libro de Rómulo D. Carbia “Historia de la Leyenda Negra Hispano-Americana”, publicado en 1944. A una primera impresión, imagine que se trataba de los orígenes y la historia de los africanos en Hispanoamérica. Sin embargo, cuando fui leyendo el texto no tenía ninguna relación con mi presunción. Lo que sí es evidente como da entender el libro, para la “crueldad, el oscurantismo y la tiranía política” (ob cit.:11) que sucumbió las importantes instituciones de España en tierras del Nuevo Mundo, en esa situación “trágica” que el autor va analizando en el texto sitúa el término “negro” en vez de “ trágica” siendo entonces “Leyenda trágica”.
Me atreviera a decir que desde el descubrimiento de América el término peyorativo y despectivo del negro, se fue divulgando libre e inconscientemente en distintos tipos de publicaciones. Por lo que hay una costumbre a mencionar las cosas con lo que aprendimos a denominar sin imaginar el significado real e historiográfico del ser de las cosas.
El término negro definitivamente está abierto a connotaciones según quien la “percepcione”, pero lo evidente es que salgamos de nuestros autodesprecios de esa visión racista del Otro. Es por ello, que el colectivo de la diáspora africana en América[14] hay una disputa por el modo de autoidentificarse, que en esencia constituye para muchos una cuestión de identidad. Sobre este invento social, el afroecuatoriano José Chalá Cruz comenta:
Pero también hay que trabajar con estas yucas o con esa mascara blanca que está ahí en nuestros cuerpos impregnadas con ese sello esa carimba de la esclavización, es que finalmente con este principio epistemológico lo que estamos diciendo es momento de exactamente de repensarnos y renombrarnos, nosotros en Ecuador decimos exactamente no somos negros, aunque muchas personas se siguen llamando negros, si está bien yo no peleo por eso, para el Censo lo que muchas personas me decían, oye José tu eres un loco y que es esa vaina de que somos afrodescendientes de que somos afroecuatorianos, somos negros, negros nacimos negros vamos a morir. Ok, pero yo siempre les he dicho si nos vamos a llamar negros en términos positivos, no desde el invento de occidente, pero si nos llamamos negros para reproducir ese sistema violento y criminal, ahí tenemos problemas, porque mientras tú te vas a ver en términos positivos como negro como negra. Es por esa razón que estamos sacando el termino negro por todos esos procesos socio-históricos, o creen que es fácil salir en las noches en la calles y luego parar un taxi, porque exactamente es un negro es una negra te siguen viendo de una forma despectiva por eso es que tenemos que descolonizar, nombrarnos y autonombrarnos de diferente manera, por eso surge y no es como alguien dijo: “Fuimos a Sudáfrica en el 2001 entramos negros y salimos afrodescendientes”, no fue tan así, aquí desde los años ochenta ya nos llamábamos afroecuatorianos ya nos definíamos como afroecuatorianos entonces eso nos posibilita nos posibilitó exactamente construir la Constitución (…). (Conferencia 21 octubre de 2011- Quito Ecuador).
En cambio, hay una menor prevalencia en las personas que no están ligadas al movimiento organizado de autoidentificarse como negro. La palabra negro impuesta por los opresores tubo la finalidad inconsciente o consiente de uniformizar la diversidad de identidades lingüísticas, culturales, ideológicas que llevaban en si nuestros ancestros; por esta “castración” de las identidades se efectuó un etnocidio que hasta nuestros días tiene efectos negativos en nuestros movimientos, en nuestras comunidades y en el afrodescendiente que no valora su esencia-identitaria que le fue negada y reemplazada por un simple termino que tiene su razón de ser en lo aparente y no en la esencia humana.
Más allá que para otros lo negro como término empleado de manera positiva, sin esa carga despectiva. Forma parte también de una identidad creada y se deberá respetar. Pero para mí lo coherente en materia de lo que queremos en el futuro -construirnos como una comunidad afrodescendiente con una identidad fortalecida-, prefiero el término afrodescendiente, como parte de nuestras reivindicaciones y de luchas políticas.
Pero el debate estará abierto sí somos ¿negros o afrodescendientes?; porque para quienes se adscriben a ser denominados negros sin algún problema, pueden sustentarse en la hipótesis de (Whorf 1971, citado en Juan Carlos Cristiano[15]), quien arguye que el pensamiento humano está fuertemente condicionado por el lenguaje. Se asume la posibilidad de alterar el idioma (los términos) para promover cambios ideológicos, como lo fue con lo “indio” ahora denominado indígena, y en nuestro caso sustituir la palabra “negro” por afrodescendiente seria entrar a un estigma o re-identificarnos.
Creo que ideas como la de permanecer en la denominación de negro puede ser válida y respetada. Pero aquí el punto es, darse la vía para reconstruir nuevos discursos propios que nos devuelvan espiritualmente y sicológicamente a las razones o sabidurías africanas sin desmarcarnos a lo que queremos ser ahora y en el mañana, porque ello será nuestro orgullo y un redescubrir desde el interior las identidades negadas.
Entonces, Negro o afrodescendiente es una cuestión abierta, que aún no está concluida en el debate cotidiano y será que en con tiempo el término acabara por imponerse.
- “Los negros son ladrones y vagos”.
Puntualmente debo referirme a este punto a lo que no se dice, a lo implícito del decir generalizado de las personas que no son afros, de que los negros son ladrones. Creo que no se expresa que también el distinto al afro también roba. El por qué se debe como ya voy destacando en el presente tema historiográfico; es una cuestión de poder que falsea la realidad. En este cometido, convengo destacar las palabras de Chalá:
(…) con esa visión racista y esa ideología del mestizaje a excluirnos y hacernos ver como negros depredadores sociales criminales y en los famosos sitios de humor negro entre comillas, exactamente qué es lo que dicen: “blanco corriendo es un atleta, negro corriendo es un ladrón”.
Auditorio: Campeón olímpico (aplauden).
Eso no te dicen si dijeran campeón olímpico, entonces le pagarían aquí a Usain Bolt[16] el hombre más veloz del mundo. Solo entonces cuando ha habido criminalización o a habido robos, hace años sacamos de aquí a un presidente que le llamaban el ojo que ama, está en Panamá, dijeron que se iba llevando cantidades de recursos mucha plata, mucha plata y los padres de la Patria que en esos momentos estaban en el Congreso Nacional de diputados y diputadas, lo primero que dijeron ahí, “es que ahí hubo mano negra”; para decir que hubo robo, pero nunca te dicen jamás te han dicho que esas manos entonces de los negros de las negras de ese tiempo exactamente construyeron este país, mucho antes, ojo, mucho antes de la revolución industrial, de la electricidad y todo, nuestros ancestros y ancestras ya generaron riquezas para las Américas[17], ya hicimos una primera revolución de carácter biológico y cultural. Mientras las abuelas y abuelos estaban trabajando en las plantaciones en las minas y las mujeres en las casa entre comillas velaban los hijos de estos que iban a estudiar en las universidades hasta en Europa hasta compraban títulos aunque eran unos ignorantes que nunca fueron a la escuela y nos dicen que los negros somos vagos y nos dicen curiosamente que los negros somos vagos, pero si nosotros hemos generado las riquezas y nos dicen que los negros y las negras porque son ignorantes y porque crean los altos niveles de analfabetismo, porque somos vagos será, o porque nos robaron los medios de producción o porque nos castraron la esencia de seres humanos. (…). (Conferencia 21 octubre de 2011- Quito Ecuador).
- El “negro” visto como amuleto ¡“suerte negrito”!, en Bolivia
Muchas veces nos genera a nosotros desencuentros con los Otros, que prejuiciosamente dicen negrito de la “buena suerte”, cuan amuletos fuéramos, sin embargo, deberemos preguntarnos de donde emerge esta reproducción social, que por ende tiene su razón de ser. Algunos afrobolivianos (as) destacan que se bebería a la llegada de africanos (as) a los centros mineros como el de Potosí, donde su presencia en los trabajos forzosos fue vista como de gran ayuda por los indígenas, quienes empezaron a decir “suerte de que llegaron”. Otra posibilidad de los orígenes de esta actual frase para nosotros peyorativa es como explica Freddy Araoz Pinedo:
(…) He escuchado por ahí de que la antes por aquí en Bolivia, la gente creía mucho en eso de las brujerías, etc. Entonces los brujos malos eran los aymaras y los quechuas, que hacían maldades y los africanos también como conocían acerca de esas cosas místicas, ellos hacían curaciones, te salvaban de los males, etc., entonces por ahí alguien dijo: de que los aymaras te hacían el mal y los negros te curaban. Entonces de ahí nace, cuando alguien ve a un negrito, “suerte negrito”, para que le vaya bien a la otra persona, creo que eso es la esencia por el cual nace esta cosa. (Ent. La Paz-14/01/2012).
El mismo joven Afroboliviano entrevistado, orienta a quienes somos afrodescendientes la importancia de conocer el por qué del Suerte negrito, y si sabemos que tiene un origen positivo de gran valor y aporte a la humanidad podríamos revertir este mito negativo. Todo desde el empezar a replantearnos históricamente.
- “El negro del campo es atrasado no es igual que el de la ciudad”.
Tenerles divididos socialmente a nuestros ancestros fue el recurso maquiavélico empleado en la colonia y que en la actualidad persiste. Esto se dio fundamentalmente por el sistema capitalista del trabajo que fue dividiendo entre los que tienen y no tienen, entre los que trabajan en la casa del amo y quienes trabajan en las minas. El fin desde siempre fue hacer que entre africanos y afrodescendientes estemos confrontados y con ello no podernos desarrollar en unidad.
- “El negro es castigo de Dios”.
Una cuestión que identifique en uno de mis trabajos de campo fue la opinión de dos personas mayores; sobre a lo que decían: “los negros somos castigo de Dios”. Una entrevista dice:
Yo te puedo contar la historia de los negros, antes en el Dios padre no había negros. De Noé eran tres hijos, después que ha pasado el diluvio cuando Dios ha castigado con agua este mundo. Noé ha predicado 120 años para que la gente pueda creer en Dios, no han creído en Dios esa vez, Noé tenía tres hijos y tres yernas. Han sido ocho personas, esas ocho personas han predicado nadie ha escuchado la palabra de Dios esa vez. Antes no sabía llover del cielo sino la tierra sabía humedecerse de por sí. En el tiempo de Dios, Jehová el Dios padre. Después que hubo el diluvio, que ha castigado con agua, la gente no ha creído que iba a caer agua del cielo, de dónde vendría el agua decían. Noé con sus tres yernas y sus tres hijos las ocho personas se han salvado esa vez, de que había, 120 días había llovido. Todos hasta medio cielo, han sido consumidos en el agua y millones han muerto. Después de eso, ya otros 120 días se ha calmado el agua. Noé estaba en el arca ahí se ha librado, después solamente ocho personas se han salvado, de esas ocho personas ha sido siempre el hijo mayor, hemos sido nosotros los negros, después los amarillos y luego, el blanco. Después Noé se había emborrachado, con el vino, se había hecho caer con el vino en su falda y entonces se había reído el hijo mayor, mira el papá se ha caído entonces puro polvo, entonces el hijo menor había dicho tú te ríes no más del papá, entonces le ha acomodado su falda a sacado su pañuelo y le ha limpiado. Entonces al siguiente día así se te ha reído le dice, por eso su papá Noé le ha castigado al hijo mayor, entonces le ha dicho apártate váyase al lado del África ándate con tu mujer más, han sido blancos ellos tanto ir en el camino en el sol se han vuelto negros, la mujer se ha enrulado de por si sus cabellos hasta África, entonces han tenido sus hijitos que han sido negritos. Eso es castigo nomás de Noé que ha maldecido a su hijo.
Martín ¿Usted cree que es verdad, quién le ha contado?
Dicen que está en la Biblia. Porque es castigo de Noé, le ha maldecido al hijo mayor. Porque antes del diluvio en el principio del mundo no había negros. Por lo que se ha reído de su papá, porque Noé era un hombre bien exacto para Dios, 120 días ha caminado hasta África de por sí con el calor y sin comer se han vuelto ya así negritos y sus cabellitos se han rizado, eso es verdad pues.
Martín ¿Dónde le han contado, su papá le ha contado?
No, yo he escuchado predicaciones de pastores que son americanos. Yo soy hermano hace tiempo, ya es hace mucho tiempo que soy hermano, antes era católico (…). (Ent. A un adulto, en los Yungas-06/09/2011).
Permítanme decirles que la cuna de la humanidad es África, como menciona también Marylin Machado Mosquera[18]: “desde el origen de la Humanidad, quienes habitamos este planeta provenimos del continente africano; en ese sentido, todos/as somos afrodescendientes. Y la reflexión es si, debido al racismo, hasta el origen de la Humanidad se pretende minimizar, cuando no invisibilizar”. Entonces, todos nosotros (as) con una diversidad de colores, ideologías, creencias, sueños, conocimientos y demás virtudes y defectos somos originarios de tierras africanas.
No puedo entender que detrás de algunos dogmas se ideologice construyendo mitos negativos, que nosotros seamos castigo de Dios[19], sin embargo el Dios de los humildes no castiga, no confronta ni mucho menos tiene la intención peligrosa de hacernos confundir y bajarnos la autoestima. Sí queremos la victoria contra el mal que muchas veces se manifiesta en ideologías que obstaculizan la paz y el amor entre seres humanos, debemos luchar cada día ante estas dominaciones que emergen desde el génesis de la creación para que este reino del mal vaya desapareciendo y disminuyendo la noción de superioridad, prejuicios, injusticias, entre otras lacras de nuestra sociedad.
Por lo tanto, los elementos mencionados, son muchas veces parte de la narrativa de la historia elitizada. Nosotros debemos revertir desde una descolonización humanamente hablando, es decir, “descolonizar no es otra cosa que seguir ahondando en lo humano, redescubriendo lo humano y aspirando a lo humano de cada uno (a)” (López 2008:5).
Bibliografía:
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Martín Miguel: Algunos elementos provienen de mí tesis sobre la Saya Afroboliviana que está en
proceso de elaboración.
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http://es.wikipedia.org/wiki/Ramiro_Ballivi%C3%A1n, consultado
mes de octubre de 2012.
Conferencia de José Chala Cruz,
21 octubre de 2011- Quito Ecuador
Entrevistas:
Freddy Araoz Pinedo La Paz-14/01/2012
[2] En
Bolivia nuestros ancestros afro junto con los aymaras lucharon para lograr el
derecho al voto, a la educación, la tierra, entre otros. Derivándose así el 2
de agosto de 1952 la Revolución Agraria, que sin duda es un hito importante
para entender nuestra historio en una memoria corta. Debido a que para mí por
ejemplo para mi generación de jóvenes pareciera que la hemos vivido en carne
propio, por cómo nos las cuentan nuestros abuelos.
[3] Como proceso de
rectificación de la perspectiva elitista, Guha introdujo dos temas que
resultaron cruciales para el desarrollo del colectivo y de la historia en
general. El primero fue la redefinición de lo político. Guha demostró que
existieron dos esferas dentro de la acción política en la India colonial. Una
ligada a la elite, mucho más formal, apegada a la institución británica y
vertical en cuanto a la movilización para la intervención política –es decir,
se movilizaban a los grupos sociales subordinados desde arriba a seguir a los
líderes políticos, en este caso del Partido Nacional del Congreso–.
[4] Según las épocas, las
sociedades y los grupos socioculturales, las voces y los conceptos cobran
sentidos sumamente diferenciados, sentidos que a su vez pueden llegar a
implicar, como en el caso de la palabra “colonia” y sus derivados, valores y
valoraciones altamente polémicas, cargadas de afectividad, de ideología, de
pasiones y del recuerdo de experiencias militantes o vitales. De colonia a
colonial se pasó, en el siglo XIX, a “colonialismo”, con lo cual “la cuestión
colonial” entró de plano en el campo de la ideología y de la política. La
“historia colonial” latinoamericanista no podía de ninguna manera salir ilesa
de tales avatares.
(…) hasta bien entrado el siglo XIX, “colonia” y “colonial” no tenían
ningún contenido ideológico.
Su significado no era negativo, tampoco unívoco. Se aceptaba que la
creación de colonias respondía a numerosos motivos que no eran primordialmente
económicos, pudiendo ser políticos, religiosos o militares. Además, se sabía
que la palabra “colonia” remitía a realidades muy distintas entre sí, y no se identificaba
a las plantaciones esclavistas de las islas caribeñas con los establecimientos
españoles continentales. (Lempérière
s/a: 9).
[5] Debe entenderse a la fuga constante de nuestros ancestros de las minas o las plantaciones
con el fin de reconstruir comunidades socio-culturales y así albergar y vivir
en libertad las plantaciones, que previamente habían estado sujetos al sistema
de opresión. Las comunidades de cimarrones
iniciaron desde los primeros instantes del tráfico atlántico, dándose
estos movimientos en casi todos los países de las Américas. (Véase también en
Cap. IV).
[6] El panafricanismo o pan-africanismo se fue articulando
desde 1914 bajo la estela de Marcus Garvey, W.E.B. DuBois y George Padmore, se
funda en postulados que trascienden la dinámica de inserción en un movimiento
de unidad cosmopolita de los nacidos en las diferentes regiones África,
gestándose como un reclamo de ampliación de la ciudadanía para los africanos
que se extiende a la inclusión de aquellas y aquellos que, hijos de la diáspora,
“constituyen personas de origen africano que viven fuera del continente, con
independencia de su ciudadanía o nacionalidad, dispuestas a contribuir al
desarrollo del continente y a la construcción de la Unión Africana” (Unión
Africana 2005). (http://www.aporrea.org/ideologia/a141295.html).
[7] Me
refiero al racismo colonizado ya que este no es en resumen “ni biológico ni metafísico, sino social e histórico”. (Memmi 1957:24).
[8] Desde
la postura del “Nuevo Panafricanismo” que va orientada para la diáspora de la
Américas y la propia África, dice que debemos
entender la reparación como una tarea doble, la reparación interna y la
devolución de lo que nos deben. Entre una de las reparaciones es el nivel de la
Cultura: Es el momento de potenciar
la educación africano centrada, basada en nuestra propia experiencia
histórico-cultural, y es tiempo de reconocer la Cultura Popular pasada y
contemporánea, africanas e incorporarla a la corriente cultural interna.
Reparar nuestra cultura ayudará a nuestros hijos a conocer cuál es su razón de
ser en el mundo. (http://www.fafich.ufmg.br/~luarnaut/Nuevo%20Panafricanismo,%20racismo,%20democracia%20y%20reparaciones.pdf).
[9] Sería interesante interpretar las palabras de Fanon
desde la perspectiva de la comunidad que identificábamos en el pensamiento
contemporáneo al comienzo y que desarrollaremos luego. Esta oscilación de Fanon
entre la negación de la negritud y la afirmación de la cultura nacional podría
pensarse como la negación de una homogenización esencialista, un pensamiento en
último término ahistórico como es el de la negritud y la operatividad
anticolonialista, política, económica e históricamente situada en un contexto
nacional, que se presenta –a su modo de pensar– como única posibilidad efectiva
de lucha en la que no se cae en entidades que, por sus dimensiones y supuestos,
no logran situarse frente a la ocupación colonial para discutir y combatir sus
efectos y circunstancias históricas concretas. Interpretar lo dicho por Fanon,
según postulamos, no radica en el develamiento de un ser nacional sino en la
emergencia de un estar-nacional enfrentado al colonialismo. Esto es, entender
la lucha por el rescate de una cultura nacional no como la búsqueda de ese
“dato previo” a la comunidad colonial sino (por supuesto, en circunstancias
específicas) como un momento de la lucha en contra de las clasificaciones y
categorías impuestas por el colonialismo. (Hernández 2009:131).
[10] Victor Schoelcher nació en Paris el 22 de julio de 1804
(…). Entre los
años 1829 y 1830, viaja por los Estados Unidos, México y Cuba. Llegado para
vender las parcelas de la empresa familiar, descubre la terrible realidad del
sistema esclavista. Este encuentro será el punto de salida de la toma de consciencia que
va transformar ese alto burgués ateo y masónico en un monumento de consciencia
al servicio de los derechos humanos. (http://es.abolitions.org/).
[11] Ramiro Daniel Ballivian (Coripata, La Paz, Bolivia, 8 de abril de 1992) es un futbolista boliviano. Juega de
defensor y su equipo actual es el Universitario de
Sucre
de la Liga de Fútbol Profesional Boliviano. (http://es.wikipedia.org/wiki/Ramiro_Ballivi%C3%A1n).
[12] Carballo
(2009: 239-240) destaca esta matriz siendo las siguientes: (las cuales son en
el centro Racismo & patriarcalismo ligadas a la conocimiento
& subjetividad-espiritualidad, Genero & sexualidad, Economía y
Autoritarismo).
[13] La
de las y los afrodescendientes no es simplemente una lucha por el
reconocimiento sino la gestación histórica de una tradición política libertaria,
que reclama la estructuración de teorizaciones que le sean propias. Tal como
plantea Dussel, un pensamiento emancipador de alto vuelo; liberador, apunta a
situarse mucho más allá de la negación de la negación: “se trata de la
afirmación de la exterioridad, de la dignidad de ser de origen africano, de ser
parte de un pueblo histórico; con sus tradiciones, sus héroes, sus derechos, su
arte, su expresión religiosa” (Dussel 1982, 501).
(http://www.aporrea.org/ideologia/a141295.html).
[14] El término diáspora
procede del griego diasperien (día:
del otro lado, más allá de; sperien;
sembrar semillas), y fue usado por primera vez alrededor del siglo III a. C. en
el Sptuagint, la traducción griega de
las escrituras hebreas dirigidas a la comunidad helénica judía de Alejandría
que describía la vida de los judíos fuera de su hogar palestino. El uso del
término se origina pues en relación con el pueblo judío, que siguió
utilizándolo para referirse a todas sus comunidades asentadas fuera de Palestina
en todas las épocas. Desde una perspectiva académica, se usa para hace
referencia a los grupos étnicos que han sido desplazados de su lugar de origen
a través de la migración, el exilio, etcétera, y se reubican n otro territorio.
Las comunidades diaspóricas tienen además como una de sus principales
características el hecho de cimentar, en ocasiones, su identidad a partir del
territorio primigenio que se convierte en punto de referencia sobre el que se
construyen las distintas expresiones de la etnicidad. (Izard 2004:91).
[15] Agradezco el
envió vía email al licenciado Juan Carlos Cristiano (juancristiano@gmail.com), su trabajo de investigación “Raíces
africanas en Uruguay: un estudio sobre la identidad afro-uruguaya”.
[16] Usain St. Leo Bolt, es un atleta
jamaicano de descendencia africana
especialista en pruebas de velocidad. Ostenta cinco títulos mundiales y seis
olímpicos, y posee además los récords mundiales de los 100 y 200 m lisos, y la carrera de relevos 4x100 con el equipo
jamaicano. Es uno de los siete atletas que en la historia han ganado títulos en
las categorías juvenil, junior y absoluta. En los Juegos Olímpicos de Londres 2012, el 11 de
agosto, estableció un nuevo récord mundial en el relevo 4x100 metros con
registro de 36,84 s. Además superó el récord olímpico en los 100 metros lisos
tras ganar la final con un tiempo de 9,63, estableciendo la segunda mejor marca
de la historia, y también triunfó en los 200 metros, siendo el primer atleta en
ganar la medalla de oro olímpica en dos juegos consecutivos en ambas pruebas.
(http://es.wikipedia.org/wiki/Usain_Bolt).
[17] Recordemos que
nuestros ancestros africanos construyeron la Casa Blanca donde actualmente está
sentado Barack Obama Primer presidente afro en los Estado Unidos. Y ayudaron a
construir las pirámides de Oaxaca, edificios coloniales de las capitales de
Bolivia y ecuador Sucre y Quito respectivamente, entre otros aportes artísticos.
[18] Afrocolombiana Integrante del Proceso de Comunidades Negras de Colombia (PCN), Palenque
Alto Cauca (Colombia). Escribe varios artículos sobre los afrocolombianos una
de ellas es: Afrodescendientes o negros: iguales y diferentes. ¿Una situación
tan complejizada que sólo nos lleva a la marginalidad y a la exclusión?
[19] Dios del
cristianismo. Véase sobre “espiritualidad –afrocatolicismo” en (Walker 2010
56); quien destaca una simbiosis religiosa entre lo africano y cristiano, por
ejemplo la presencia de santos de progenie afro en Hispanoamérica. Sobre este
particular tema también léase en el
Cap. IV de la presente tesis.
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